Cuaderno de Notas

El destino de este año me llevó hasta Malasia, una ruta que apenas había planificado pero tan sólo su nombre me evocaba nuevas experiencias viajeras. En un momento en el que apenas había tenido tiempo para detenerme a recabar datos, confiaba, tras la lectura del primer libro de viajes de Lonely Planet por el Sudeste de Asia “en cholas” (llamado comúnmente por los mochileros “la Biblia Amarilla”), que había llegado a mis manos, por casualidad, en Bali (en 1.987), y las informaciones obtenidas de varios reportajes televisivos que había visto en TVE2, que podría obtener un exquisito aprendizaje visitando este país.
Malasia me hacía pensar en playas perdidas, montañas verdes y selváticas, enormes Orangutanes e Islam radical.
Y antes de alcanzar el sur del continente asiático quise pasar unos pocos días en Singapur y deambular nuevamente por sus calles, aprovechando que había conseguido un vuelo algo económico (136.000 ptas.) con Lufthansa.

Singapur

18/09 – Aterrizar en Singapur y volver a recorrer el Aeropuerto Changi es una gozada. Amplio, limpio, y con intensos olores a especias que proviene de la planta alta donde se sirven exquisitos platos orientales. Las innumerables tienditas de Tránsito venden casi de todo a unos precios bastante económicos. De hecho siempre que paso por este aeropuerto compro, libre de impuestos, lo último en zapatillas deportivas, que en algunas ocasiones no llegan a venderse en mi país, al igual que aparatos musicales.
En la planta baja se encuentra el Parking y las paradas de tren y bus con dirección centro-ciudad, que funcionan desde las 06:00 hasta las 24:00.Desde este punto comienza mi ruta a través de la península malaya. Singapur es una isla-ciudad-estado de unos 40km de ancho por 25km de largo (650km2), y su núcleo urbano principal se encuentra en el punto más al sur de la misma, atravesado por el río Singapore. Y es hasta allí donde me he querido dirigir esta vez para hospedarme y terminar de visitar lo que en otras ocasiones no pude ver, o lo hice con el tiempo muy justo. Cogí el bus nº27 que llega hasta el aeropuerto y bajé en Tampines Interchange, una de las paradas del metro, y desde allí me dirigí hacia la parada Bugis cerca del barrio hindú (Little India) donde se puede dormir a precios asequibles para viajeros de bajo presupuesto como yo. Me quedé en el popular hostal Ali Nest, en una habitación compartida (8S$/desayuno inc.) con 2 literas de 2 camas, un ventilador en el techo que sólo da aire revuelto a las camas altas, y hemos sido sólo 3 quienes ahí dormimos. Muy cerca se encuentra los puestos callejeros de comidas indio, tiendas y varias pequeñas calles transversales de putiferio muy cutre.
Otros años me había quedado al Este de Orchard Road, la principal calle comercial de esta ciudad, y en el hotel Premier, en Nassim Hill, que por sólo 50S$ podía disfrutar de sus excelentes instalaciones, incluyendo piscina que nunca utilicé, aunque el sofocante calor obligaba al chapuzón.
Para recorrer de una forma más económica y rápida la ciudad lo mejor que hice fue comprar la tarjeta de viajes (Singapore Explorer) para tres días (10S$) o un día (5S$), sin límites de viajes en la oficina de la estación del metro. Y por 1,40S$ un detallado libro de bolsillo con las líneas y las paradas de guaguas y metro que me iba a venir muy bien para moverme.
Los diferentes pateos por la ciudad tuvieron su punto de partida en el pequeño barrio hindú, observando y viviendo la movida local, y dejándome llevar por los olores a condimentos aromáticos, especies e incienso de las tantísimas tiendas de telas, saris, dhotis, trajes punjabíes, calzado, joyería, antigüedades, flores, guirnaldas de jazmines de delicados perfumes (malai), periódicos indios, posters de estrellas cinematográficas o cantantes, cintas de música, figuras de cobre, artefactos religiosos, comidas (especialidad en tandoori, cabezas de pescado (rape o mero) en salsa de curry picante, con una terrible pinta, aunque su sabor es delicioso, samosas, rotis...
Aunque Singapur es una ciudad predominantemente china, grupos minoritarios de trabajadores procedentes de la India tamil, Bangladesh y Sri Lanka viven en esta animada, bulliciosa, y colorida zona de la calle Serangoon, donde se encuentra el Zhujiao Center o Kandang Kerbau Market y sus aledaños.
Entre los numerosos templos tanto hindúes como chinos, destacan el templo Sri Veeramakaliamman, con un vistoso Gopuram o gran estructura ornamental que adorna su puerta de entrada, decorado con cantidad de estatuas de divinidades, dedicado a Kali, “diosa de la energía eterna”, y un santuario en su interior consagrado a Ganesh, “diosa de la sabiduría, la fortuna y la suerte”; el templo Sri Srinivasa Pereumal (1.855) dedicado a Vishnu, ”el Omnipresente” con un moderno Gopuram, de más de 20mt de altura. En su interior, estatuas de Vishnu junto a sus compañeras Lakshmi y Andal, y su ave sagrada transportadora Garuda.
Cerca se encuentra el Templo de las 1.000 luces (Sakaya Muni Buddha Gaya), de estilo Thai, dominada por una flamante figura de 15mt del Buda sentado, una figura de cera de Gandhi, otra de Ganesh, un Buda Reclinado en trance para alcanzar el nirvana, y en su base diferentes modelos narrativos de su vida, una réplica de la huella del pie de Buda del monte Adam de Sri Lanka (una buena manera de atraerse a los fieles singaleses). Y por supuesto las mil bombillitas que rodean al buda sentado, que da nombre al templo, y que se van encendiendo con cada donativo. Otro templo que destaca por su belleza es el taoísta Leong San See (1.917), dedicado a Guan Yin, diosa de la misericordia, con algunas hermosísimas cerámicas y vigas de madera talladas con muchos detalles.
Y accediendo, más al sur, paralela a la calle Besar, se llega a la mezquita Abdul Gaffor, mezcla de arquitectura árabe y victoriana.
En esta calle se evidencia notablemente el estilo Peranakan (una compleja mezcla decorativa china-malaya de los edificios) en las balconadas y fachadas pintadas de pálidos o vivos colores con delicados intricados revestimientos como baldosas y mosaicos, particularmente en la calle Petain y las esquinas entre Plumer y Besar.
Destacan otras mezquitas, en el barrio árabe, algo más alejadas: la del Sultán, con alminares, bóvedas, una gran cúpula dorada y una enorme sala de oraciones, Jama-Ath, de brillantísimos mosaicos hexagonales azules, edificado cerca de un cementerio donde reposan los príncipes malayos; o Hajjah Fatimah junto a un minarete ligeramente inclinado.
Las mezquitas de Singapur tienen bastante influencia árabes e indias en su construcción. No hay control de entrada y hay que descalzarse obligatoriamente para acceder al interior.
El barrio musulmán es un distrito tradicionalmente textil, donde se venden batiks, sarones, sedas, encajes, bolsos de cuero, kasot manek (zapatillas ricamente adornadas con abalorios), kebayas (blusa), perlas, alfombras, perfumes (sin alcohol, por supuesto), regalos y especias principalmente.
Y de Chinatown, o barrio chino destaca sus pocas edificaciones antiguas arrinconadas entre tanto rascacielos comercial. Alguna de ellas son imitaciones de las casas antiguas que fueron en su momento derribada y ahora construidas a imitación del estilo tradicional donde su ubican nuevos restaurantes, caros, y tiendas de moda.
Templos como el hinduista Sri Mariamman (1.823), el más antiguo de Singapur, donde destaca su vistoso Gopuran con imágenes de Brahma, Shiva y Vishnú, y sus muros exteriores está lleno de pequeñas imágenes de vacas sagradas; los templos chinos Thian Hock Keng , o de la Felicidad Celestial (1.840), el más antiguo y hermoso dedicado a Ma Cho Po, diosa protectora de los primeros navegantes que arribaron a estas costas (antaño este templo estaba junto al mar); el taoísta Wak Hai Cheng Bio (1.826) relajado templo donde destaca cantidad de pequeñas figuras sobre su tejado; y mezquitas como Nagore Durgha o Al-Abrar (1.827).
Una vez concluido el circuito por tierra me dirigiría hacia el río a realizar un pequeño crucero para desde ahí tener otro punto de vista de la ciudad, conocer la historia y observar algunas edificaciones características. Este río fue testigo del fabuloso comercio que vivió el puerto en el s.XIX.
Saliendo desde el embarcadero Clarke la barca de madera "Sampan" me llevó junto con algunos turistas locales por las riveras hasta el canal Alexandra, observando los hermosos barcos de juncos y de madera, impresionantes edificios y rascacielos, navegando bajo cantidad de puentes tan emblemáticos como los de Cavenagh y Anderson, hasta desembocar en el Padang , un campo de cricket rodeado de importantísimos edificios coloniales y modernos, pasando junto al famoso símbolo de la ciudad, el Merlion, una figura mitad pez mitad león, sobre un pequeño jardín.
De vuelta en la avenida del río, al anochecer, me senté en una de las terrazas que acogen a quienes desean pasar unas horas relajadas comiendo o bebiendo, u oyendo surcar las embarcaciones con sus pequeñas luces rojas de los farolillos chinos dando un hermoso ambiente al lugar. Y de fondo las luces de los enormes rascacielos. Y disfruté de una pequeña obra de teatro chino callejero "wayang" también llamado "tai hee" (gran espectáculo) en la avenida, que sobre un escenario de planchas de madera con decorado adaptado al argumento y lámparas de colores sobre postes de bambú que adornaban el entorno, interpretado por varios actores extremadamente maquillados y exuberantemente vestidos que con gestos muy precisos (cada gesto tiene un significado concreto) me sorprendía por su calidad escénica. La música era ejecutada por un grupo de ancianos con cimbales, violines de dos cuerdas (er-hu), gong, platillos y flauta que daban unos efectos especiales muy ruidosos a las escenas que se estaban interpretando. Al día siguiente la ruta sería a través del barrio chino, visitando las viejas construcciones que aún quedan, los Peranakan, y que poco a poco van desapareciendo como consecuencia de las nuevas construcciones de rascacielos; los mercadillos de Tanjong Market y algunos lugares de comidas callejeras como la de la Plaza del Pueblo.La mayoría de los viajeros, especialmente los mochileros, tienen una idea errónea de Singapur, que usualmente corresponde al estereotipo “de ser muy caro, aburrido, con demasiadas reglas y costosas multas”. Aunque es más caro que otros destinos en el sudeste asiático, visitarla no tiene por qué serlo tanto y sigue siendo significativamente más barato que lugares de mochileros de EE.UU., Australia o Nueva Zelanda. Hay mucho que hacer en Singapur y definitivamente vale la pena pasar unos 3 o 4 días para explorar esta ciudad única en Asia. Aunque poco queda ya de su fauna original debido al enorme desarrollo comercial y residencial que ha sufrido esta isla. En cuanto a las estrictas normas y reglamentos, hay algunas cosas que simplemente no se deben hacer, como comprar, vender, importar o consumir drogas ilegales, realizar vertidos incontrolados, o controlados como colillas, chicles, escupir o tirar papeles fuera de las papeleras, que por cierto, son muy difíciles de encontrar. Como resultado de las estrictas normas de Singapur, la ciudad está bastante limpia, es segura y el transporte público es muy barato y probablemente el más eficiente y cómodo que en cualquier otro lugar del mundo.

Malaca

21/09 - Desde la estación de guaguas de largo recorrido, situada en la calle Lavender, tomé dos guaguas (11S$), que me llevarían hasta las fronteras, haciendo las paradas correspondientes en los dos controles de inmigración, antes y después de cruzar el puente que une la isla con el continente, llegando a “Melaka” (Malasia), con un visado para 30 días, cuatro horas más tarde. Nada más cruzar el lado malayo se comienza a notar el contraste: suciedad, polución, tráfico, y lo barato que en definitiva es.
Esta ciudad, que fue uno de los asientos humanos más antiguos de Malasia, y de colmado pasado colonial, será el punto de partida de mi ruta hacia el norte del país.
Nos detendríamos cerca de la plaza central, Duch Square, y desde allí varios viajeros que pensábamos quedarnos en la zona económica de alojamiento optamos por seguir caminando hasta el hostal que ya tenía elegido, Amy Home Stay, una residencia muy bien mantenida, en la calle Taman Merdeka, muy apreciada por los mochileros que pasan por esta ciudad. Todos queríamos quedarnos en su gran “habitación comunitaria”, pero el lance me deparó una sorpresa, pues mientras hablaba con el encargado del recinto todos cogieron la camas que encontraron libres y yo quedé con la opción de compartir una de las habitaciones “de dos camas”, para mí solo, pues nadie más ocupó la otra. De suerte que la conseguí al mismo precio que la “comunitaria” (9 Ringit/1R = 53 Ptas). En el corazón de la ciudad se encuentra Duch Square, (Plaza holandesa), que se construyó durante el dominio holandés y es el punto de referencia para comenzar a moverme por los alrededores. Desde aquí algunos coloridos trishaws esperan al turista para enseñarles Malaca.
Su pasado cosmopolita provocó una diversidad cultural que ha llegado hasta nuestros días. La ciudad es famosa por su tolerancia racial y religiosa y, como ejemplo de ello, se puede encontrar en una misma calle una Iglesia, un Templo budista, otro hinduista y una Mezquita, como sucede al recorrer la calle Hang Jebat, o la de “La Armonía”, cruzando el río.
Lo más interesante se encuentra en la parte vieja, donde se ubica el Chen Hoon Teng (Templo de las Nubes Brillantes) (1.645) que es el templo más antiguo de Malasia, dedicado a Guan Yin, construido por la comunidad china (una de las más antiguas de Malaca), con todos los materiales traídos de aquel país, aportando también sus antiguas tradiciones y creencias. Los descendientes de los inmigrantes chinos casados con mujeres de la zona se llaman "Babanyonya" o "Peranakan" y su cultura se caracteriza por la atención a los detalles en la arquitectura principalmente en el casco antiguo (en las fachadas y en la compleja decoración de los edificios), vestuario, bailes y la gastronomía, que en esta ciudad es realmente exquisita en algunos restaurantes locales y en los puestos de comida callejeros.
Se hicieron ricos rápidamente y mostraban abiertamente sus riquezas y costumbres mezcla entre lo oriental y lo occidental, es decir: el chino que adora lo británico.
Un paseo por el turbio río que atraviesa la ciudad se hace imprescindible para observar, sobre todo, las viejas casas situadas en sus orillas que parecen estar en ruinas, pero que aún viven cantidad de familias, y los almacenes donde la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales se dedicaba a cargar toneladas de especias (canela, clavo, nuez moscada…), con destino a Europa, convirtiéndose en uno de los centros comerciales más importante de la historia hace más de 200 años.
En el s.XV pasó de ser un pequeño puerto para convertirse en uno de los imperios más poderosos del sudeste asiático. Árabes, holandeses, portugueses, británicos, y los propios lugareños llegaron aquí con la única idea de prosperar, y fue el centro de una de las más importantes rutas del comercio durante más de mil años, donde se podía conseguir cualquier cosa.
También hay una animada comunidad portuguesa, cuyos orígenes se remonta desde hace 400 años, y realizan alguna que otra vez sus bailes tradicionales en la Plaza Portuguesa junto a los restaurantes de estilo luso. O en restaurantes como el Medan Portugis cada sábado a las 8 de la noche.
Por otro lado llama la atención el color púrpura de los barcos pesqueros de Malaca pues así se pintan para diferenciarse de los del resto del país. Muchos aprovechan los fines de semanas para dar un salto en barca a motor a alguna de las islas cercanas como Pulau Upeh, o Pulau Besar, para pasar el día de picnic con la familia o amigos y bañarse en sus tranquilas playas, vestidos, como es costumbre.

Cherating

24/09 - Seis horas de bus hasta llegar a este emblemático lugar, en el estado de Pahang, un relajado poblado de pescadores anclado en la orilla oriental del país, entre los innumerables arrozales, cantidad de búfalos de agua, enormes conjuntos de cocoteros que no han cambiado en siglos y donde sus gentes continúan manteniendo fuertes vínculos tradicionales con la tierra y el mar. Destacan su alargada playa de arena blanca que es de muy poca profundidad en donde se puede practicar el windsurfing, algunos alojamientos económicos en rudimentarias cabañas cerca de la playa o unos pocos bochinches de bambú que hace por el día de tiendita y por la noche de restaurante, con su propia música para ambientar. Aunque algo más al norte se encuentran sus más encantadoras playas.
Muchos mochileros prefieren quedarse en esta zona del país porque desde aquí, además de playas, se pueden realizar algunas mini-rutas: fluvial desde Belimbing hacia los lagos Tasik Chini (50R un día entero), doce lagos unidos por canales en cuyas orillas vive una tribu Orang Asli; hacia las cuevas kársticas Gua Charas y Sungai Lembing, las hermosas cascadas de Pandan cuando ha llovido bastante; visitar las hermosas playas de Kemaman, Kemasik y Paka, la isla Ular (Isla serpiente) alcanzable en barca de pescadores, lugar de mochileros bastante popular; o el santuario de tortugas en Chendor para ver las tortugas verdes desovar (15R, de mayo a octubre).
Igualmente se puede navegar las diferentes rutas fluviales con barquitas locales tierra a dentro entre la densa vegetación (15R/2 horas), explorar manglares, montar a caballo (50R por 30mn!), y realizar actividades acuáticas en alguna isla de los alrededores (30R/3 horas).
Cualquiera con ganas de introducirse en la cultura local puede aprender a hacer su propio batik, con la técnica local de dibujar, o imprimir con sellos, motivos sobre una tela con cera y luego teñirlo (es su más importante industria local), elaborar tejidos de hojas de pandano en esterillas, cestas o bolsas (mengkuang), o intentar hacer volar coloridas cometas tradicionales de papel y bambú, que llegan a medir hasta 3mt, decoradas con flores y otros motivos ornamentales y formas tan llamativas como representación de extrañas criaturas sagradas, animales, o incluso la Luna (wau bulan). Varios enormes incendios en la isla indonesia de Sumatra ha estado afectando notablemente la climatología de toda esta costa S.E., donde la visión era muy mala a partir de los 500mt. Los periódicos informaban de unos altísimos niveles de contaminación que iba a más, debido a las quemas incontroladas de los agricultores y principalmente por los especuladores madereros que mandan a éstos incendiar grandes extensiones para conseguir madera barata y terrenos donde implantar mega-cultivos. Así que el ambiente me resultó muy pesado, y fue una lástima pues apenas se puede apreciar la belleza de este lugar. El gran negocio de la madera en Malasia está produciendo una enorme deforestación de terrenos, (que ya va por casi el 50% de las selvas tropicales de esta península), es visibles incluso desde la carretera, observándose extensas zonas taladas entre tantísimo verde, me da muchísima pena, y está causando grandes estragos ecológicos como desgastes del terreno debido a las lluvias torrenciales, a veces con catastróficos desprendimientos, e inundaciones excepcionalmente prolongadas. Algunas comunidades tribales están teniendo que trasladarse a otros lugares pues no se respetan sus derechos adquiridos sobre las tierras. La población que vive en esta zona del país (casi la mitad es musulmana) es muy agradable, pero a la vez algo retraída.

Marang

26/09 - El humo ha sido esos días mucho más denso en la playa de Cherating y ya poco pude hacer, por lo que tomé una guagua, a las 10 de la mañana, para dirigirme más hacia el norte, a Marang, haciendo un cambio en la estación de Kemaman (hora y media), y puesto que no salía el próximo bus hasta las 2 de la tarde, aproveché para desayunar y recorrerla un poco. Y tuve tiempo de conocer a mucha gente, entre ellos unos muchachitos estudiantes que se me acercaron para hacer sus “pinitos idiomáticos” de inglés (aunque el mío fuera algo "cortito"). Me llamó mucho la atención que niñas muy jovencitas llevaran cubierta prácticamente toda la cabeza con velos de colores (hiyab). Les pregunté si estaban contentas vistiendo de esa manera y me explicaron que no del todo, que sus padres y familiares “quieren que lo lleven por su tradición”, y no parecía importarles mucho, pues viven en una ciudad bastante conservadora. El hombre tradicionalmente viste con un Sarong, la prenda más usada del país, una pieza de tela de 2m. que se suele llevar cogido a la cintura con un cinturón, a modo de falda, con sus extremos cerrados de forma tubular, o abiertos (Kain Lepas), que puede llegar hasta las rodillas o los tobillos, acompañado con una camiseta. Las mujeres usan también el Sarong, el Kemban (o faja de tela ceñida que les cubre el pecho) y un chal que cubre los hombros. Otras túnicas muy extendidas serían el Baju Kurung y el Baju Kebaya. Marang es un pequeño, pintoresco y muy conservador pueblo de pescadores con poco más que unas playas de aguas transparentes, al sur, y barcos muy coloridos varados en la orilla del río, que parte el poblado y su larga playa en dos. Es el lugar idóneo para dar un saltito en ferry hacia la isla Kapas, 6kms mar adentro, donde es posible pasar unas horas de absoluta tranquilidad entre sus calas de blanquísima arena o bucear entre sus turquesas aguas. Se encuentran algunas tienditas de snacks y bebidas pero es caro, por lo que hay que llevarla en la mochila si se quiere ahorrar dinero. Hay varios sitios donde alojarse: con las familias locales o en costosos Resorts. En frente, la pequeña isla Raja se caracteriza por la belleza de sus fondos marinos. Algunos hostales organizan inmersión con gafas y tubos (15R/día), y el Resort Kapas Garden alquila equipo completo de submarinismo de dos botellas y embarcación por 135R . Al ser un país predominantemente musulmán muchos turistas de oriente próximo se acercan a estas playas de vacaciones o de Luna de Miel (una gran mayoría vienen de Arabia Saudí), ellos “guapamente” vestidos con camiseta y bermuda, mientras que muchas de ellas con "Niqab" y "Burkhas". Sí, con burka en las playas, en las calles, en los mercados… Pero comer en el agradablemente adornado y muy económico mercado nocturno, es lo que hace maravilloso también a este pueblo. El recuerdo de lo encantador y relajante que todo esto era antes aún queda en la memoria de algunos mochileros que vuelven a venir aquí, y todos resaltan lo rápido y nefasto que se está desarrollando este lugar como destino turístico. Todos los domingos por la noche hay un activo mercado nocturno con puestos de comida, frutas y cantidad de productos diferentes.

Kuala Terengganu

28/09 - Para continuar mi ruta hacia el norte, me he levantado muy temprano para coger la guagua de las 8 de la mañana para llegar a este lugar baluarte de la cultura malaya. Se dice que fue la primera ciudad malaya en recibir al Islam, su nombre árabe es Darum Liman (morada de la fe), y es sede de la familia real. Con cerca de 195km de maravillosa costa, considero que esta ciudad tiene poco que enseñar, además de estar bastante sucia, pero me detuve aquí para visitar la Cascada Sekayu, (entrada 1R), a 56km (bus a Kuala Berang luego otro bus o taxi (+15km) hasta Sekayu). Su pequeña y bulliciosa Chinatown, a orillas del río, aglomera pequeñas tiendas típicas, restaurantes, un antiguo templo (Ho Ann Kiong) de principios de 1.800; el Mercado Central, que ofrece una inmensa variedad de productos típicos y exóticos, y en su planta superior tejidos: de seda lisa (Kain sutera), de seda gruesa (Kain mastuli), brocados con hebras de oro y plata intercalada (Kain songket), Batiks (Kain batik), Sarones, y otras vestimentas de diario; y la estrechita playa de la ciudad, Batu buruk usada popularmente por los vecinos para pasear al atardecer justo a la vez que abren los puestos de comidas. Cada mañana cientos de botes regresan tras las intensas noches de pesca en el mar de china meridional, y los locales se acercan a las playas para recibir las capturas. Los peces mayores acaban en mano de los mercaderes, mientras que los más pequeños, que son bastante más baratos, se distribuyen por las calles para el consumo local. Indudablemente, hay que visitar el rústico y original hostal Awi´s Yellow House, construido sobre pilotes de madera en el río, en la pequeña isla Duyung, a la que se accede por un puente o con pequeñas embarcaciones locales. La noche del viernes (de 16:00 a 21:00) Pulau Duyung alberga un interesante mercado nocturno. Desde la colina Bukit Puteri (Colina de la Princesa) (200mt), se obtiene un hermoso panorama de la ciudad entre grandes y viejos cañones pertenecientes a un fuerte de mediados del s.XIX. A su cima se accede por unas muy encaramadas escaleras. Un pequeño barco que sale cerca del mercado cruza hasta la orilla de enfrente donde se encuentra el tradicional poblado de pescadores Seberang Takr, y 5kms río arriba se llega al poblado Pulau Rusa que tiene una buena cantidad de interesante casas tradicionales. Ambas vale la pena visitar. Todos los viernes, después de la oración, muchos devotos se reúnen a 5kms de la ciudad delante de la enorme mezquita blanca “flotante” Masjid Tengku Tengah Zahara, de estilo morisco, para ver a sus amistades y compartir un picnic. Al reflejarse en el agua produce la sensación de estar flotando sobre ella.

Khota Bharu

30/09 - Siguiendo mi ruta hacia el N acabé en esta relajada “capital islámica” del estado de Kelatan, custodio de la cultura malaya, en el extremo nordeste de la península, a orillas del río Kelatan.
Buscando donde hospedarme en esta ciudad tuve que caminar casi 2km hasta encontrar un hostal económico (Jonhty’s G.H.) que lo llevan unos pibitos malayos bastante jóvenes que desconocen lo que significa “limpieza”. Es hasta ahora lo más sucio que me he encontrado en este país, aunque tienen un pequeño jardín, un recibidor con TV, Video, aparato musical y acuden muchos mochileros, por lo que el intercambio de información es habitual. He pagado alrededor de 300ptas por una habitación compartida de 3 literas, pero como no hubo gente, dormí yo solo. La ciudad es una caca, y su nuevo mercado central es considerado de los más coloridos y activo del país, pues es un moderno edificio octogonal donde los comerciantes venden sus productos frescos en la planta baja, y cestería y cientos de otros productos diferentes en la planta superior. El viejo mercado central, un denigrante edificio, es sucio, donde los puesteros exponen sus mercancías entre cantidad de cucarachas y algunas que otras sucias ratas en la planta baja y en la primera las tienditas venden batiks, songket, trajes y objetos para regalos como caretas, figuras de madera, objetos de metal y joyería. Pero el verdadero sentido de llegar hasta esta ciudad, es comer en su famoso Mercado Nocturno, muy cerca de la estación central de bus. Todas las tardes, entre las 7:00 y 7:45, cuando el sol cae, multitud de puestos ambulantes (muchos son carros) llenan una gran plaza, ofreciendo los platos más refinados y exóticos del país recién cocinados, y no hay que gastar mucho dinero para saborear sus auténticas delicias: Laksa, Nasi Kerabu, Nasi Lemak, Satay de pollo, cordero o pescado, Ayam Percik, Rojak, Murtabak, Gado gado, Mee goreng... De momento no ha habido extranjeros interesados en realizar algún trecking por la zona, pues quería hacer un crucero por el río hasta la selva y luego caminarla (3 días/2 noches/200R) donde 100 millones de años han hecho maravillas paisajísticas, por lo que tuve que moverme yo solo e improvisar algún pateo cercano a la espera de encontrar gente para formar un grupo. Uno de los días me levanté a las 6 de la mañana para realizar una interesante ruta de un día completo, cogiendo el bus hasta Kuala Krai, atravesando diferentes paisajes de bosque húmedo primario y espectaculares cascadas, luego una canoa para navegar por el río Kelantan hasta Dunguin (2h.), a través de una densa jungla, y bajar en tren, que ofrece unas magníficas vistas, atravesándola nuevamente, al igual que por un territorio aborigen (3h), hasta Kota Bharu. Otro día fui en guagua hasta Chabang Empat y caminando 3,5km atravesé interesantes poblados y arrozales llegando al templo budista Wat Phothivihan en Kampung Jambu, que contiene un Buda Reclinado de 40mt de largo, uno de los más grandes del Sud-este de Asia, construido en 1.973, en una región dotada de gran influencia de estilo Thai en sus construcciones. En Lalok, al sur de Kuala Krai, se encuentran las cascadas Lata Beringin, que según dicen los lugareños es la más alta en el sudeste de Asia (120m). Y para relajarme: Observar los barcos de vivos colores en Pantai Dasar Sabak (14km) que después de las 14:30, cuando los pescadores están regresando a la costa con sus capturas del día, también se hace imprescindible; o visitar centros de artesanía de plata, orfebrería, alfarería, tallas en madera, fábricas de diferentes tejidos de batik, fabricantes de cometas, de marionetas tradicionales del teatro de sombras (Wayang Kulit) que la hacen con piel de búfalo y representan personajes de leyendas hindúes; asistir a bailes tradicionales, representaciones de sombras chinescas, escuchar tambores gigantes con rítmica armonía, o pasear en coloridos trishaws por la ciudad. En ceremonias y bodas es posible ver las Artes marciales Mira (Pencak Silat), con acompañamiento de tambores y gong, que más que una técnica de defensa personal parece un refinado y estilizado baile. He cambiado de hotel porque no aguantaba tantos mosquitos deleitándose a costa de mi sangre y no me habían dejado apenas dormir. Pasé a otro mucho mejor (unas 500ptas) cerca de la estación de bus y del mercado nocturno, donde continuaba todas las noches cenando “a lo grande”. Durante varios días estuve resfriado y tomando Amoxicilina esperando que no se complicara para continuar viajando sin impedimentos.

Comer en Malasia

Desconocía la cultura gastronómica que existía en este país hasta que comencé a adentrarme en él y descubrí sus delicias en el momento que, tras aprovisionarme de algunos platos típicos, me senté en una de las tantas mesas que se instalan en los mercados nocturnos donde todos los atardeceres los cocineros "aparcan" sus puestos móviles, comienzan a cocinar sus "especialidades" y los olores especiados se expanden por todos los lados, a merced del viento, proporcionando un ambiente muy peculiar; frente a los carritos ambulantes donde los vendedores, día y noche, ofrecen sus platos recién guisados a un módico precio; o en los puestos callejeros con sus terrazas techadas, algunas con toldos improvisados de tela, preparadas para albergar a cantidad de gente que se acercan diariamente para saciar su apetito.
La mezcla cultural de este país se refleja en su extraordinaria cocina, y los ingredientes típicos se combinan en la calle. Las formas que tienen de adoptar las influencias culturales de otros pueblos y de mantener su propia herencia se plasma en su variada gastronomía, donde cada plato refleja la historia y la cultura de esta inigualable región.
En cualquier ciudad los restaurantes agrupados por cocinas étnicas, todas a muy buen precio, sirven igualmente deliciosas especialidades musulmanas, indonesias, chinas e hindúes sin perder la calidad que se encuentra igualmente en las calles.
Las frutas, de exquisito sabor, como las papayas, piñas, mangos, cocos jóvenes, una gran variedad de dulcísimas bananas, y exóticas como el durián de desagradable olor y delicioso sabor, rambután, mangostán, carambolo (con forma de estrella alargada), fruta del árbol de Jack o los conocidos lichis, rebosan en los puestos de los mercados.
De los platos que más me gustaron, y siempre comí en la calle, yo destacaría entre otros tantos que me hicieron "chupar los dedos":
Ayam Percik, pollo marinado y estacado en caña de bambú.
Gado gado, ensalada de diferentes verduras fritas o cocidas y aderezada con salsa de cacahuete.
Laksa, sopa muy picante de tallarines con pescado o verduras. Laksa de Asam, un exquisito plato de tallarines de arroz frito aderezados con menta, jengibre, guindilla, piña, cebolla y pescado, al que se le añade una salsa de tamarindo (asam), pasta de gambas y anchoas, y es de color muy oscuro.
Mee goreng, fideos fritos con verdura.
Murtabak, empanada frita de plátano (vegetariano). O con huevo picado y trocitos de cordero (No Veg.).
Nasi Kerabu, pinchitos de carne de vaca o pescado especiados y arroz con coco.
Nasi Lemak, arroz hervido en leche de coco, boquerones secos, huevo en rodaja, pepino, cacahuetes, sambal (salsa espesa picante) y curry.
Nasi Padang, arroz blanco al vapor servido con carnes, pescado, verduras y sambal. arroz con carne y verduras especiadas.arr
Rojak, ropa vieja de nabo, piña, pepino, mango, manzana, pasta de gambas, semilla de sésamo y nuez moscada.
Sambal Udang, gambas con salsa de sambal y aromatizada con belacan (pasta de camarones).

Satay Ayam, pinchos de pollo a la brasa especiado con salsa de cacahuete.
Tahu goreng, taquitos de cuajada de soja frita en salsa de cacahuete acompañado con rodajas de pepino y brotes de soja.
Ais Kacang, una montañita de hielo triturado en un plato al que se le añade por encima jarabe de fresa, o menta, leche evaporada, judías y tallarines de gelatina.
Cendol, fideos y judías rojas en leche de coco aderezado con azúcar de palma y pequeños cubos de hielo.
Otras variedades incluiría:
...la comida china, entre otras:
Chow mien, fideos chinos fritos con verdura.
Har siew, asado de filete de cerdo dulce.
Tom yum kung, sopa amarga de marisco.
Won ton mee, sopa de fideos con trozos de pollo o ternera
Yu yuan mian, sopa de albóndigas de pescado.
...y la hindú:
Aloo gobi, coliflor y papas especiadas.
Baingan bharta, berenjena especiada en yogur.
Biryani, arroz basmati amarillo (azafrán) con verduras y una pata de pollo o cordero.
Pulau, arroz basmati con verduras.
Dhal, sopa de lenteja.
Kofta, carne picada especiada.
Naan, Chapati, Paratha o Roti, pan redondo y plano para acompañar o comer con diferentes platos.
Samosa, empanadilla de verdura o carne.
Tandoori, cualquier plato de carne (generalmente pollo) macerado en yogurt y una mezcla de especies con comino, cilantro, alholva, canela, cardamomo, cayena, pimienta, jengibre, clavo, ajo, laurel, nuez moscada, apio, sal y aceite de limón) o que se hayan hecho al horno de barro.

Kuala Lipis

03/10 - No pude seguir viajando más al norte porque me encontraba cerca de la frontera con Tailandia, por lo que había llegado el momento de cambiar el rumbo y pasar al interior del país. El tren partía demasiado temprano por lo que preferí coger la guagua que sale desde la Estación External y que me llevaría a K.L., pero tras un corto recorrido en busca de más viajeros se estropeó, teniendo que esperar por otro, más pequeño, para salir a las 10 de la mañana. Fueron 5 horas de incertidumbre pues ésta también parecía que se pudiera romper, ya que estábamos “enlatados” en su interior más pasajeros de lo permitido, era más vieja y recorríamos una carretera llena de curvas en una región muy boscosa y solitaria. Nada más llegar a este pequeño pueblo, situado en la confluencia de los ríos Lipis y Jerai, se descubre su interesante pasado colonial. En 1.887 fue centro de actividad minera (oro) antes que los británicos llegaran En el interior del pueblo destaca el centro o parte antigua, que corresponde al caótico distrito comercial chino, con algunas muy hermosamente elaboradas edificaciones coloniales, construidas a principio del s.XX y que actualmente corresponden a las tiendas comerciales alineadas a lo largo de la calle principal de la ciudad. Pero ahora, desgraciadamente, las nuevas construcciones están cambiando el paisaje. El hostal Appu´s Guest House (12R), donde me quedaba, es bastante antiguo, maltratado, situado en una estrechita calle, algo sucia, y en sus bajos varios restaurantes familiares expanden sus intensos olores a diferentes comidas hecha en la calle. Aquí he comido los mejores noodles (sopa de fideo) de mi vida. A través de la ventana de mi habitación, diariamente, se colaba una musiquilla china que provenía de alguna de las casas vecinas y relajaba armoniosamente el ambiente En las colinas boscosas circundantes se encuentra un bellísimo edificio colonial neoclásico, el District Office (1.919), de exquisita y refinada arquitectura. He parado aquí en mi ruta hacia el Parque Nacional Taman Negara para intentar juntarme a algún grupito de caminantes que habitualmente realizan un interesante trecking guiado de tres o cuatro días por el interior del Parque Estatal Kenong Rimba. Pero ya han partido, y he de esperar algunos días más sin tener confirmado la posibilidad de realizarlo. Éste comienza con un corto trayecto en tren hasta Batu Sembilán, y desde allí, en canoa (15R/pers.) hasta Tanjung Kiara mas treinta minutos caminando hasta la entrada del Parque. Se pueden explorar cuevas y recorrer sinuosos senderos a través del bosque tropical húmedo y áridas montañas, del río Kenong, o de los verdísimos montes; admirar las Secuoyas (enormes árboles), Pinos, Eucaliptos, Raflesias gigantes (flores de cinco pétalos con un diámetro superior a los 106 cm y un peso mayor a los 10kg), Rododendros, Líquenes colgantes, Musgos verdes y dorados, Plataneras salvajes, o animales como Macacos, Gibones de manos blancas subidos a los árboles, los nocturnos Tapires, Ciervos, Jabalíes, Cerdos salvajes, Pangolines, Ardillas gigantes y muchas aves, realizar algunas pequeñas escaladas, acceder a varias cascadas o pasar a través de puentes colgantes. Aunque todo pueda depender del tiempo y sus lluvias. Es posible pernoctar en cabañas de bambú o chalets de madera, aunque éstas no son tan rústicas. Por lo tanto, en vista de que no iba a poder “treckear”, y como única opción durante unos días, realicé varias caminatas por los alrededores a la espera de noticias del próximo pateo. Muchísimos arrozales, gente labrando la tierra con búfalos de agua o transportando con balancines a sus espaldas el líquido elemento en cubos para sus riegos, conjunto de viviendas tradicionales y el paisaje más habitual de esta zona. De los antiguos pobladores, las tribus indígenas, constituyen poco menos del 0,5% de la población de la Federación Malaya y se les anima a instalarse en asentamientos, pero muchos prefieren aún vivir en sus cabañas de bambú entre los bosques.

Jerantut / Kuala Tahan (Parque Nacional Taman Negara)

05/10 - En vista que continuaba sin noticias del pateo, compré un billete de tren hasta Jerantut, que en un corto trayecto de 45min., a través de cargadísimas zonas boscosas, se llega hasta este pequeño pueblo, comienzo de la ruta hacia el Parque Nacional Taman Negara.
El propietario del hostal Green Park Guest House esperaba en la estación a varios viajeros que venían en el tren. Y me introduje en su grupo. Nos llevó hasta su hotelito para hacer noche y por la mañana partir en minibús hasta la base del parque, el poblado de Kuala Tahan. Tras la cena nos mostraron un vídeo de lo que nos podríamos encontrar y realizar en el Parque Nacional. Me lo pusieron demasiado fácil: transporte hasta allí, varios días de pateos por el interior y de regreso bajada en canoa hasta Kuala Lipis.
De camino, hicimos varias visitas a plantaciones de cacao, de aceite de palmera que se saca de sus pequeños y redondas semillas que parecen dátiles, y de caucho, que estaban incluido en el precio de los trayectos de ida y vuelta (48R).
La carretera llegó a ser en los últimos kilómetros extremadamente polvorienta, pues la estaban construyendo para acceder directamente, y las mochilas que iban amarradas en el techo terminaron asquerosas. Pensé comprar para la próxima vez unas bolsas grandes de basura para meterla dentro y así protegerla.
Nos detuvimos en el poblado Kuala Tahan, a orillas del río Tembeling, donde dormir es muchísimo más barato (10R) que las cabañas del Resort del Parque Nacional (100-180R) que se encuentra al otro lado. Hay que pagar cada vez que se desee cruzar el río (1/2R) que separa el parque en dos partes. El clima es caluroso y muy húmedo.
Taman Negara es un enorme parque nacional (4.343km2), declarado por los británicos en 1.937, que ocupa los estados de Terengganu, Kelatan y Pahang, dentro de una de las más primitiva y virgen selva tropicales del mundo (130 millones de años), donde se puede observar muchísimos tipos de vida silvestre. Aunque en cierto modo, mas bichos por el suelo como sanguijuelas (y que casi todos los caminantes se llevan algunas entre sus pies después de una larga caminata en la selva!), escarabajos, ciempiés, termitas, hormigas gigantes, mosquitos (que rulan por todas partes), que otros animales como algunas que otras serpientes, lagartos, monos, tapires, ciervos, leopardos, tigres, rinocerontes o elefantes, pues son mas complicados de ver. Muchas aves rapaces, que la mayoría son Milanos brahamánicos sobrevuelan los alrededores Y hermosos Rododendros, Secuoyas (árbol enorme de más de 1.000 años), lujuriante vegetación tropical y abundante flora autóctona.
Uno de los días junto a tres viajeros más hice una ruta en canoa subiendo el río atravesando la densa arboleda de la jungla que cubría parte del mismo hasta unas cascadas y nos bañamos en una zona de piscinas naturales a la que se llega solamente de esta manera.
Se pueden visitar también cuevas y cascadas, navegar en canoa por el río, o todos ellos en una caminata de 2 a 7 días. Hacer rutas a pie, de día o de noche, por esta asombrosa y frondosa selva, subir a la cima de las montañas mas importantes, atravesar puentes colgantes a 20 metros por encima del suelo, como el situado en la parte superior de los altísimos árboles merwasa, keruing y keladans, por el sendero de Bukit Indah, que discurre junto al río Tembeling, o subir a algunos de los observatorios (Bumbun) anclados a varias decenas de metros de altura sobre pilotes, instalados en el interior del Parque para pasar la noche y observar la fauna salvaje autóctona.
Para comer se puede elegir hacerlo en el restaurante junto al hostal o en el barco flotante en el río, que es muy agradable.
Desde Jerantut (fácil de alcanzar en el ferrocarril) se puede realizar una combinación entre un taxi y un barco para llegar hasta el Parque (Precio: 5R + 19R /15min + 2h30min.).
Otra forma más barata (6R) para llegar a la sede central del parque es ir directamente a la estación de guaguas y coger un bus local que llegue hasta alguna aldea cercana, situada en el parque (una información algo difícil de saber porque todo el mundo pretende mostrar que sólo existe el camino turístico hasta llegar al parque) y llegar en canoa-taxi.
La vuelta la hice en una canoa-taxi hasta Jerantut (hora y media), que estaba incluido en el precio de ida y vuelta.

Kuala Lumpur

09/10 - Continuando mis planes me dirigí pues en bus hacia el sur, desde Jerantut. La guagua tardó cuatro pesadísimas horas en llegar a la capital haciendo una parada en Temerloh. La lluvia me esperaba, y la búsqueda se complicó al estar varios de los hostales donde me quería quedar llenos. Al final opté por uno local en el que compartí una habitación de cuatro camas (8R), con un malayo que ronca mucho, y se encuentra muy cerca de la Estación de guaguas Puduraya (que me vendría estupendo para tomar el bus dirección los Montes de Cameron, mi siguiente destino).
K.L. o cruces cenagosos de dos ríos (llamado así hace algo más de 130 años cuando aquí no había casi nada) es una de las ciudades de mayor crecimiento del sudeste asiático, donde habitan casi dos millones de malayos.
Aún retiene cantidad de carácter sus viejas edificaciones de estilo colonial, una Chinatown en el corazón de la ciudad donde comprar muy barato o comer en la misma calle se realiza mejor en los mercados nocturnos (Pasar Malam) entre sus puestos ambulantes, o en el barrio hindú, todo ello en contraste con los rascacielos que comienzan a abundar en esta ciudad. Y entre ellos dos altas Torres Petronas, que a un ritmo frenético ya están casi al final de su construcción.
Nada más llegar intenté pasear un poco por los alrededores pero la lluvia me lo impidió, por lo que tuve que encerrarme en el hostal y esperar hasta el día siguiente para comenzar el callejeo recorriendo los lugares turísticos más interesantes de la zona: el Mercado Central, sus tiendas de recuerdos y un montón de puestos de comida ambulantes que se ubican en el primer piso; cruzando el río Klang, dirección Oeste, por el puente peatonal, a la izquierda se llega al portentoso complejo Dayabumi, de arquitectura moderna y morisca con una gran torre de 34mt. que usa hermosos arcos islámicos; a la derecha se encuentra la Plaza Merdeka, una amplia explanada conocida como Padang, fácil de localizar desde la lejanía por una bandera que ondea en un enorme mástil de 100mt de altura, donde también se encuentra el famoso Club (de la alta sociedad malaya) Royal Selangor (1.890) y la Catedral de la diócesis anglicana St. Mary (1.894) con un elaboradísimo órgano de aire. En frente, la Corte Suprema (o edificio Sultán Abdul Samad) (1.897), una construcción de inspiración Victoriana-Morisca y una torre con reloj de 43mt de altura; detrás, en la misma confluencia de los ríos Kelang y Gombak y entre un palmeral, se encuentra la delicadísima Mezquita Masjid Jamek, (o Mezquita de los Viernes), con cúpulas y minaretes a rayas blancas y rojas, que para observarla mejor hay que acudir al atardecer.
Más hacia el sur se llega la Estación de trenes K.L. (1.911), de estilo colonial británico-morisco, con arcos, cúpulas, torres y minaretes; a continuación se llega al Masjid Negara (o Mezquita Nacional), uno de las más grandes en el sudeste de Asia, y luego al Museo Nacional, que abre todos los días de 9 a 18 (1R). Este edificio de buen gusto arquitectónico malayo acoge exposiciones muy interesantes.
Por el otro lado de la cuidad, dirección N , entre las calles Jalan Tuanku Abdul Rahman y Jalan Masjid India, se encuentra al barrio hindú donde destaca la mezquita Little India Masijid, con su ambiente exótico de Oriente Medio, y su Mercado Nocturno donde degustar las más picantes variedades de comidas indias, malayas y chinas, embutidos entre cientos de restaurantes locales y tienditas que despliegan exuberantes olores donde se venden saris, batiks, tejidos de songket, joyas de oro y plata, figuras religiosas, especias...
Por la otra parte de la ciudad, dirección E, girando a la izquierda en Jalan Sultan Ismail y luego a la derecha en Jalan P. Ramlee, se alcanza la zona conocida como el Triángulo de Oro, un lugar de moda para hacer compras o comer en sus centros comerciales ultramodernos, de arquitectura islámica.
Y fuera de la ciudad, a 13km dirección norte, tomando el bus nº70 o el minibús nº11 (30 min.) se llega a las Cuevas Batu, unas espectaculares formaciones prehistórica de piedra caliza.
En su base, una charca bordea la entrada, un templete con un monje bendice a los feligreses, y cientos de fieles diariamente intentan subir como pueden los 272 escalones que alcanzan su entrada principal en medio de las montañas en donde emergen algunas fastuosas cuevas, con enormes estalactitas que cuelgan a 100mt de altura, anchos pasillos, santuarios o templetes, con figuras de Shiva, Durga… Es en realidad el dios Subramarian , postrado en la gruta principal, quien atrae a sus devotos hasta este lugar.
El siguiente destino sería las tierras altas de Cameron (a 90kms), donde se cultiva el mejor te y se come la mejor comida hindú del país como consecuencia de la cantidad de trabajadores indios que los británicos se trajeron para ese lugar. Y hacia allá me dirigí.

Cameron Highlands

11/10 - Primera estación de montaña de Malasia con unas hermosas vistas, que fue lugar de retiro veraniego de los colonos británicos, a 1.500mt de altura y con un clima frío y húmedo (temperaturas que oscilan entre 25 y 10 grados centígrados), es el lugar más apreciado entre los turistas locales.. Cincuenta años después que los británicos se fuesen, todo aquí se construye imitando el estilo Tudor, incluso los bloques de pisos. Es muy popular y puede llegar a ser bastante concurrido. De hecho, ya muestra signos de sobre-desarrollo. Es un lugar perfecto para el cultivo de la hoja de te, también para realizar relajadas caminatas por el bosque, observar y oír las diferentes aves que por aquí pululan o quedarse en uno de los fresquitos refugios para mochileros con numerosos videos a ver, tomando te, charlando con los demás turistas... Las plantaciones de te de Boh, son las mas antiguas y mayores del sudeste de Asia, que elaboran el 70% de la producción de te del país. Todavía se prepara de forma tradicional donde las hojas se secan de forma natural antes de ser machacadas y aplastadas por máquinas de los años 30. Después viene la fermentación y el secado y las hojas resultantes se machaca para hacer bolsitas de te o se guardan las mejores para el te al peso. Un paseo por el Bosque Tropical (de 120 millones de años), con 14 senderos marcados para patear por caminos de escarpadas colinas, algunos muy empinados, o agotadores estrechos senderos boscosos de montañas, intenso aroma a pinares, a flores silvestres, o rosas, mariposas de colores, escuchar las aves (incluyendo águilas), pasando cerca de pueblos tradicionales, a través de las plantaciones de té, o caminatas gratuitas guiadas disponibles en la mayoría de los G.H. y hoteles. Lo que no me ha gustado ha sido la desaparición de algunas partes de la selva para abrir espacios a nuevos hoteles y casitas de verano, la tierra revuelta por muchas partes como consecuencia del paso de vehículos pesados, el río de repugnante color y saltos de agua lleno de basura. La sobreexplotación que se está produciendo sistemáticamente hace que se construya sin reparos en las laderas de estas montañas, con lo peligroso que resulta por lo frágil del terreno. Hace algunos años en el cercano estado de Selangor el colapso de un gran edificio de viviendas debido al desprendimiento de la ladera de una montaña produjo el fallecimiento de 50 personas. Hay muchos sitios para elegir dónde comer, incluso a los lados de la carretera principal (Pollo tandoori a 4R, o los Pancakes al “estilo hindú” (0.70R.), o buen Murtabak a 3,5R). Los restaurantes más baratos son hindúes pero los chinos ofrecen un ambiente más limpio, y los platos en torno a 3R. La principal razón para venir aquí es realizar algún trecking o navegar el río, aunque algunas personas parecen tener dificultades para salir de la atmósfera relajada de Guest House, "pegadas" al te y a las largas charlas. Es posible "treckear" en solitario, ya que la mayoría de los senderos están marcados con señalización de colores, aunque de vez en cuando aparece algún camino un poco confuso. Hay alrededor de 14 rutas diferentes para elegir, que van desde un paseo relajado de 20min, ladeando un sucio río (sendero N º 4), a unas cuantas horas de dura lucha de empinada subida para llegar a la cima de alguna montaña, como Gunung Beremban (sendero Nº8). Algunos G.H. realizan recorridos gratuitos durante la mañana. Esos no son generalmente los más largos ni más difíciles, pero es la forma más segura y más sociable para pasear. Uno de los pateos más interesantes y que dura todo el día es visitar varias plantaciones de té: Caminando hacia Boh Tea Estate, dirección E, pasando por la Cascada Robinson (senderos 9 y), que debe tomar menos de una hora hacia abajo, para luego, en un trayecto de unos 6km de carretera llana y con algo de tráfico (se podría hacer dedo), y aparece el maravilloso escenario alrededor de las plantaciones de té. Es posible realizar una visita gratis (entre las 9:00-16:30) todos los días excepto lunes y festivos. Al volver, caminando hasta la Central eléctrica de Habu en la carretera principal, se engancha el camino hacia el alto donde las vistas del escenario boscoso es fantástico, para luego seguir hacia el Bharat té Estate antes de engancharlo de nuevo hacia Tanah Rata (aunque habrá demasiado tráfico en la carretera para un agradable “paseo de regreso”). Para una experiencia en la jungla (de medio a un día), y que probablemente puede ser una de las mejores caminata para aquellos que desean estar en contacto íntimo con la naturaleza a través de la selva salvaje, se comienza por el sendero nº10 (1-2 horas), a la derecha, antes de la torre de vigilancia, pasando por el Salar de Oly y un bonito Jardín de Camelias. Este camino era hermoso hace algunos años, pero ahora, justo debajo, hay algunas construcciones que añaden irritantes ruidos al bosque. Después de 15min a pie se llega a la intersección con la sendero nº11 y hay que empezar a subir hasta llegar a un cartel rojo junto a una torre eléctrica. La idea es llegar a la cima de Gunung Jasar (1.696mt), y a partir de ahí, tomar el sendero nº6 pateando todo el camino hasta la carretera principal. El comienzo es un estrecho sendero a la izquierda, dentro de la vegetación. Hay pocas posibilidades de perderse por las sseñales de color rojo y amarillo, que son abundantes. Además, no hay demasiados caminos secundarios. Después de 1-1.5h se llega a una carretera para vehículos 4×4, se gira a la izquierda, y al llegar a un camino que se encuentra en mejor condición, hay que girar a la derecha (girando a la izquierda lleva a un cementerio chino “bastante feo”). Hay que llegar a la carretera principal, a 3km por debajo de Tanah Rata (en 30min.). Se puede caminar durante 2km. para llegar al Punto Alto de Vista Paisajístico y luego enganchar de nuevo otros caminos. Otra ruta, para llegar caminando hasta Brinchang (un día), se accede al colorido Templo budista Sam Poh a través del sendero nº5, pasando por Mardi, y luego el nº3 (2-3 h), y desde allí, continuar hacia el norte por la carretera principal durante 3km hacia Kea Strawberry Garden, o la granja de las Mariposas (4R) o el Valle de las Rosas (4R). De vuelta, en Brinchang, hacia el sur se encuentra una escénica aldea Orang Asli (al oeste, a pocos kilómetros de la carretera principal). Desde allí, otra opción sería, si hay tiempo de sobra, continuar los senderos montañosos nº12, nº11 y nº10 de vuelta a Tanah Rata (2-3h.). O seguir la carretera principal a lo largo del encantador hotel Ye Olde Smokehouse (el edificio colonial, de estilo Tudor, más antiguo), y el camino hacia las Cascadas Parit (1-2 h). Más itinerarios son posibles, por supuesto. Hay que preguntar en los hostales para conseguir un mapa de la zona con sus rutas e itinerarios marcados. Es posible montar en bicicleta de montaña que se alquilan en Tanah Rata en una tienda de recuerdos en la carretera principal. La cima de Gunung Brinchang, es la más demanda. A veces, el camino es tan empinado que hay que bajarse y caminar varios cientos de metros. En el camino se pasa por las plantaciones de té. Y de regreso, se pasa por la Plantación/Fábrica de té Boh.

Penang

14/10 - Cientos de curvas, tras cinco horas y media de guagua, me ha llevado hasta esta isla considerada la “Perla de Oriente”, en la costa noroeste del país. En un principio, aquí concluiría mi viaje por Malasia antes de cruzar la frontera y terminar en Bangkok. En 1.776 Francis Lay, capitán de la Real Compañía de las Indias Orientales decidió construir en Penang un puerto que rivalizase con el puerto holandés de Malaca, invitando a establecerse a gente de todo el imperio británico. Los dos grupos principales que aceptaron la oferta construyeron sus propios asentamientos: una Chinatown de hermosa arquitectura y una Pequeña India, bulliciosa y frenética. La primera colonia británica de Malasia, y su capital Georgetown se fundó en 1.786. Gracias a su papel en el comercio del Opio la ciudad prosperó en el s.XIX y se convirtió en un importante centro de comercial del imperio británico. Aquí todo recuerda a Inglaterra, pues se puede ver la influencia inglesa en los fastuosos edificios de la capital de esta isla. Georgetown acoge a la mayor población china fuera de su país. Muchos de los primeros chinos que aquí se asentaron se casaron con mujeres de la zona y crearon como en Malaca o en Singapur una nueva raza: chinos Peranakan o Babanonias. Se hicieron ricos rápidamente y mostraban abiertamente sus riquezas y costumbres mezcla entre lo oriental y lo occidental, es decir: el chino que adora lo británico. Los casi 500.000 chinos que habitan en Penang constituyen la mayor comunidad de la isla, y el barrio chino es el más grande existente fuera de las fronteras de China continental, que continúa vivo gracias a una antigua sociedad de clanes llamada Kohn Sin. En los años 60 y 70 las playas eran un punto de reunión hippy, donde se realizaban unas fiestas muy locas con muchas bebidas y mujeres en “topless”. Pero en su época de más apogeo comenzaron las terribles construcciones hoteleras y fue destino extremadamente popular para los turistas amantes del sol y playas enigmáticas. Hoy día, los mendigos e indigentes, el tráfico, el ruido, la contaminación en algunas calles, oleadas de turistas en los bares, en templos como el de las Serpientes venenosas (a 3km), dedicado a un monje budista curandero, o en las cuevas como Batu Ferengui, en la costa norte y las decepcionantes playas, lejos de parecer tan bueno como lo publicitan en los folletos, echa para atrás a cualquiera que quisiere tranquilidad. Es por lo que opté por quedarme un solo día y huir “por patas” de este lugar que no me ha gustado nada desde que llegué aquí con tremendas ganas de descubrir algunas de sus maravillas. Y queriendo descansar de una vez, y a ser posible en otra isla que sea mucho más tranquila, no tuve otra opción que, nuevamente, volver a la otra orilla del país, porque mi próximo destino será una de las islas Peheretian, un largo trayecto en bus que me llevaría todo el día en bus. Pues subir hasta la isla de Langkawi, algo más al N, no estaba en mis planes precisamente por ser un popularísimo destino de paquetes turísticos.