Kuala Lumpur

09/10 - Continuando mis planes me dirigí pues en bus hacia el sur, desde Jerantut. La guagua tardó cuatro pesadísimas horas en llegar a la capital haciendo una parada en Temerloh. La lluvia me esperaba, y la búsqueda se complicó al estar varios de los hostales donde me quería quedar llenos. Al final opté por uno local en el que compartí una habitación de cuatro camas (8R), con un malayo que ronca mucho, y se encuentra muy cerca de la Estación de guaguas Puduraya (que me vendría estupendo para tomar el bus dirección los Montes de Cameron, mi siguiente destino).
K.L. o cruces cenagosos de dos ríos (llamado así hace algo más de 130 años cuando aquí no había casi nada) es una de las ciudades de mayor crecimiento del sudeste asiático, donde habitan casi dos millones de malayos.
Aún retiene cantidad de carácter sus viejas edificaciones de estilo colonial, una Chinatown en el corazón de la ciudad donde comprar muy barato o comer en la misma calle se realiza mejor en los mercados nocturnos (Pasar Malam) entre sus puestos ambulantes, o en el barrio hindú, todo ello en contraste con los rascacielos que comienzan a abundar en esta ciudad. Y entre ellos dos altas Torres Petronas, que a un ritmo frenético ya están casi al final de su construcción.
Nada más llegar intenté pasear un poco por los alrededores pero la lluvia me lo impidió, por lo que tuve que encerrarme en el hostal y esperar hasta el día siguiente para comenzar el callejeo recorriendo los lugares turísticos más interesantes de la zona: el Mercado Central, sus tiendas de recuerdos y un montón de puestos de comida ambulantes que se ubican en el primer piso; cruzando el río Klang, dirección Oeste, por el puente peatonal, a la izquierda se llega al portentoso complejo Dayabumi, de arquitectura moderna y morisca con una gran torre de 34mt. que usa hermosos arcos islámicos; a la derecha se encuentra la Plaza Merdeka, una amplia explanada conocida como Padang, fácil de localizar desde la lejanía por una bandera que ondea en un enorme mástil de 100mt de altura, donde también se encuentra el famoso Club (de la alta sociedad malaya) Royal Selangor (1.890) y la Catedral de la diócesis anglicana St. Mary (1.894) con un elaboradísimo órgano de aire. En frente, la Corte Suprema (o edificio Sultán Abdul Samad) (1.897), una construcción de inspiración Victoriana-Morisca y una torre con reloj de 43mt de altura; detrás, en la misma confluencia de los ríos Kelang y Gombak y entre un palmeral, se encuentra la delicadísima Mezquita Masjid Jamek, (o Mezquita de los Viernes), con cúpulas y minaretes a rayas blancas y rojas, que para observarla mejor hay que acudir al atardecer.
Más hacia el sur se llega la Estación de trenes K.L. (1.911), de estilo colonial británico-morisco, con arcos, cúpulas, torres y minaretes; a continuación se llega al Masjid Negara (o Mezquita Nacional), uno de las más grandes en el sudeste de Asia, y luego al Museo Nacional, que abre todos los días de 9 a 18 (1R). Este edificio de buen gusto arquitectónico malayo acoge exposiciones muy interesantes.
Por el otro lado de la cuidad, dirección N , entre las calles Jalan Tuanku Abdul Rahman y Jalan Masjid India, se encuentra al barrio hindú donde destaca la mezquita Little India Masijid, con su ambiente exótico de Oriente Medio, y su Mercado Nocturno donde degustar las más picantes variedades de comidas indias, malayas y chinas, embutidos entre cientos de restaurantes locales y tienditas que despliegan exuberantes olores donde se venden saris, batiks, tejidos de songket, joyas de oro y plata, figuras religiosas, especias...
Por la otra parte de la ciudad, dirección E, girando a la izquierda en Jalan Sultan Ismail y luego a la derecha en Jalan P. Ramlee, se alcanza la zona conocida como el Triángulo de Oro, un lugar de moda para hacer compras o comer en sus centros comerciales ultramodernos, de arquitectura islámica.
Y fuera de la ciudad, a 13km dirección norte, tomando el bus nº70 o el minibús nº11 (30 min.) se llega a las Cuevas Batu, unas espectaculares formaciones prehistórica de piedra caliza.
En su base, una charca bordea la entrada, un templete con un monje bendice a los feligreses, y cientos de fieles diariamente intentan subir como pueden los 272 escalones que alcanzan su entrada principal en medio de las montañas en donde emergen algunas fastuosas cuevas, con enormes estalactitas que cuelgan a 100mt de altura, anchos pasillos, santuarios o templetes, con figuras de Shiva, Durga… Es en realidad el dios Subramarian , postrado en la gruta principal, quien atrae a sus devotos hasta este lugar.
El siguiente destino sería las tierras altas de Cameron (a 90kms), donde se cultiva el mejor te y se come la mejor comida hindú del país como consecuencia de la cantidad de trabajadores indios que los británicos se trajeron para ese lugar. Y hacia allá me dirigí.