En la planta baja se encuentra el Parking y las paradas de tren y bus con dirección centro-ciudad, que funcionan desde las 06:00 hasta las 24:00.Desde este punto comienza mi ruta a través de la península malaya. Singapur es una isla-ciudad-estado de unos 40km de ancho por 25km de largo (650km2), y su núcleo urbano principal se encuentra en el punto más al sur de la misma, atravesado por el río Singapore. Y es hasta allí donde me he querido dirigir esta vez para hospedarme y terminar de visitar lo que en otras ocasiones no pude ver, o lo hice con el tiempo muy justo. Cogí el bus nº27 que llega hasta el aeropuerto y bajé en Tampines Interchange, una de las paradas del metro, y desde allí me dirigí hacia la parada Bugis cerca del barrio hindú (Little India) donde se puede dormir a precios asequibles para viajeros de bajo presupuesto como yo. Me quedé en el popular hostal Ali Nest, en una habitación compartida (8S$/desayuno inc.) con 2 literas de 2 camas, un ventilador en el techo que sólo da aire revuelto a las camas altas, y hemos sido sólo 3 quienes ahí dormimos. Muy cerca se encuentra los puestos callejeros de comidas indio, tiendas y varias pequeñas calles transversales de putiferio muy cutre.
Otros años me había quedado al Este de Orchard Road, la principal calle comercial de esta ciudad, y en el hotel Premier, en Nassim Hill, que por sólo 50S$ podía disfrutar de sus excelentes instalaciones, incluyendo piscina que nunca utilicé, aunque el sofocante calor obligaba al chapuzón.
Para recorrer de una forma más económica y rápida la ciudad lo mejor que hice fue comprar la tarjeta de viajes (Singapore Explorer) para tres días (10S$) o un día (5S$), sin límites de viajes en la oficina de la estación del metro. Y por 1,40S$ un detallado libro de bolsillo con las líneas y las paradas de guaguas y metro que me iba a venir muy bien para moverme.
Los diferentes pateos por la ciudad tuvieron su punto de partida en el pequeño barrio hindú, observando y viviendo la movida local, y dejándome llevar por los olores a condimentos aromáticos, especies e incienso de las tantísimas tiendas de telas, saris, dhotis, trajes punjabíes, calzado, joyería, antigüedades, flores, guirnaldas de jazmines de delicados perfumes (malai), periódicos indios, posters de estrellas cinematográficas o cantantes, cintas de música, figuras de cobre, artefactos religiosos, comidas (especialidad en tandoori, cabezas de pescado (rape o mero) en salsa de curry picante, con una terrible pinta, aunque su sabor es delicioso, samosas, rotis...
Aunque Singapur es una ciudad predominantemente china, grupos minoritarios de trabajadores procedentes de la India tamil, Bangladesh y Sri Lanka viven en esta animada, bulliciosa, y colorida zona de la calle Serangoon, donde se encuentra el Zhujiao Center o Kandang Kerbau Market y sus aledaños.
Entre los numerosos templos tanto hindúes como chinos, destacan el templo Sri Veeramakaliamman, con un vistoso Gopuram o gran estructura ornamental que adorna su puerta de entrada, decorado con cantidad de estatuas de divinidades, dedicado a Kali, “diosa de la energía eterna”, y un santuario en su interior consagrado a Ganesh, “diosa de la sabiduría, la fortuna y la suerte”; el templo Sri Srinivasa Pereumal (1.855) dedicado a Vishnu, ”el Omnipresente” con un moderno Gopuram, de más de 20mt de altura. En su interior, estatuas de Vishnu junto a sus compañeras Lakshmi y Andal, y su ave sagrada transportadora Garuda.
Cerca se encuentra el Templo de las 1.000 luces (Sakaya Muni Buddha Gaya), de estilo Thai, dominada por una flamante figura de 15mt del Buda sentado, una figura de cera de Gandhi, otra de Ganesh, un Buda Reclinado en trance para alcanzar el nirvana, y en su base diferentes modelos narrativos de su vida, una réplica de la huella del pie de Buda del monte Adam de Sri Lanka (una buena manera de atraerse a los fieles singaleses). Y por supuesto las mil bombillitas que rodean al buda sentado, que da nombre al templo, y que se van encendiendo con cada donativo. Otro templo que destaca por su belleza es el taoísta Leong San See (1.917), dedicado a Guan Yin, diosa de la misericordia, con algunas hermosísimas cerámicas y vigas de madera talladas con muchos detalles.
Y accediendo, más al sur, paralela a la calle Besar, se llega a la mezquita Abdul Gaffor, mezcla de arquitectura árabe y victoriana.
En esta calle se evidencia notablemente el estilo Peranakan (una compleja mezcla decorativa china-malaya de los edificios) en las balconadas y fachadas pintadas de pálidos o vivos colores con delicados intricados revestimientos como baldosas y mosaicos, particularmente en la calle Petain y las esquinas entre Plumer y Besar.
Destacan otras mezquitas, en el barrio árabe, algo más alejadas: la del Sultán, con alminares, bóvedas, una gran cúpula dorada y una enorme sala de oraciones, Jama-Ath, de brillantísimos mosaicos hexagonales azules, edificado cerca de un cementerio donde reposan los príncipes malayos; o Hajjah Fatimah junto a un minarete ligeramente inclinado.
Las mezquitas de Singapur tienen bastante influencia árabes e indias en su construcción. No hay control de entrada y hay que descalzarse obligatoriamente para acceder al interior.
El barrio musulmán es un distrito tradicionalmente textil, donde se venden batiks, sarones, sedas, encajes, bolsos de cuero, kasot manek (zapatillas ricamente adornadas con abalorios), kebayas (blusa), perlas, alfombras, perfumes (sin alcohol, por supuesto), regalos y especias principalmente.
Y de Chinatown, o barrio chino destaca sus pocas edificaciones antiguas arrinconadas entre tanto rascacielos comercial. Alguna de ellas son imitaciones de las casas antiguas que fueron en su momento derribada y ahora construidas a imitación del estilo tradicional donde su ubican nuevos restaurantes, caros, y tiendas de moda.
Templos como el hinduista Sri Mariamman (1.823), el más antiguo de Singapur, donde destaca su vistoso Gopuran con imágenes de Brahma, Shiva y Vishnú, y sus muros exteriores está lleno de pequeñas imágenes de vacas sagradas; los templos chinos Thian Hock Keng , o de la Felicidad Celestial (1.840), el más antiguo y hermoso dedicado a Ma Cho Po, diosa protectora de los primeros navegantes que arribaron a estas costas (antaño este templo estaba junto al mar); el taoísta Wak Hai Cheng Bio (1.826) relajado templo donde destaca cantidad de pequeñas figuras sobre su tejado; y mezquitas como Nagore Durgha o Al-Abrar (1.827).
Una vez concluido el circuito por tierra me dirigiría hacia el río a realizar un pequeño crucero para desde ahí tener otro punto de vista de la ciudad, conocer la historia y observar algunas edificaciones características. Este río fue testigo del fabuloso comercio que vivió el puerto en el s.XIX.
Saliendo desde el embarcadero Clarke la barca de madera "Sampan" me llevó junto con algunos turistas locales por las riveras hasta el canal Alexandra, observando los hermosos barcos de juncos y de madera, impresionantes edificios y rascacielos, navegando bajo cantidad de puentes tan emblemáticos como los de Cavenagh y Anderson, hasta desembocar en el Padang , un campo de cricket rodeado de importantísimos edificios coloniales y modernos, pasando junto al famoso símbolo de la ciudad, el Merlion, una figura mitad pez mitad león, sobre un pequeño jardín.
De vuelta en la avenida del río, al anochecer, me senté en una de las terrazas que acogen a quienes desean pasar unas horas relajadas comiendo o bebiendo, u oyendo surcar las embarcaciones con sus pequeñas luces rojas de los farolillos chinos dando un hermoso ambiente al lugar. Y de fondo las luces de los enormes rascacielos. Y disfruté de una pequeña obra de teatro chino callejero "wayang" también llamado "tai hee" (gran espectáculo) en la avenida, que sobre un escenario de planchas de madera con decorado adaptado al argumento y lámparas de colores sobre postes de bambú que adornaban el entorno, interpretado por varios actores extremadamente maquillados y exuberantemente vestidos que con gestos muy precisos (cada gesto tiene un significado concreto) me sorprendía por su calidad escénica. La música era ejecutada por un grupo de ancianos con cimbales, violines de dos cuerdas (er-hu), gong, platillos y flauta que daban unos efectos especiales muy ruidosos a las escenas que se estaban interpretando.
Al día siguiente la ruta sería a través del barrio chino, visitando las viejas construcciones que aún quedan, los Peranakan, y que poco a poco van desapareciendo como consecuencia de las nuevas construcciones de rascacielos; los mercadillos de Tanjong Market y algunos lugares de comidas callejeras como la de la Plaza del Pueblo.La mayoría de los viajeros, especialmente los mochileros, tienen una idea errónea de Singapur, que usualmente corresponde al estereotipo “de ser muy caro, aburrido, con demasiadas reglas y costosas multas”. Aunque es más caro que otros destinos en el sudeste asiático, visitarla no tiene por qué serlo tanto y sigue siendo significativamente más barato que lugares de mochileros de EE.UU., Australia o Nueva Zelanda. Hay mucho que hacer en Singapur y definitivamente vale la pena pasar unos 3 o 4 días para explorar esta ciudad única en Asia. Aunque poco queda ya de su fauna original debido al enorme desarrollo comercial y residencial que ha sufrido esta isla. En cuanto a las estrictas normas y reglamentos, hay algunas cosas que simplemente no se deben hacer, como comprar, vender, importar o consumir drogas ilegales, realizar vertidos incontrolados, o controlados como colillas, chicles, escupir o tirar papeles fuera de las papeleras, que por cierto, son muy difíciles de encontrar. Como resultado de las estrictas normas de Singapur, la ciudad está bastante limpia, es segura y el transporte público es muy barato y probablemente el más eficiente y cómodo que en cualquier otro lugar del mundo.